jueves, 31 de marzo de 2011

Prejuicios

Nada más triste que etiquetar a las personas antes de darse un tiempo para conocerlas. Lamentablemente en la sociedad en la que me encuentro, hay un decir muy famoso "Como te ven te tratan".


Y no podría estar más acertado. Si bien somos pocos los que evitamos a toda costa este tipo de actitudes, aquí en México, es muy normal que por traer el cabello largo te tachen de gay, que por traer ropa oscura te digan emo, que te miren feo por tener perforaciones en la cara, y la peor de todas: que por ser moreno vengas de alguna comunidad de bajos recursos.


Una cosa es el amor que le tengo al humor negro y otra muy diferente el odio a esas personas prejuiciosas. Una vez, alguien no muy sabio me propuso esta situación:


Necesito darle mantenimiento a algún aparato, llamo a 2 técnicos, uno llega de traje y zapatos y el otro en pants y tennis ¿A cuál contrataría?


Mi respuesta fue "Contrataría al que hiciera mejor su trabajo" Obvio, no fue la respuesta que esta persona esperaba y decidió, ¿Por qué no? Darme una plática de hora y media acerca de la apariencia de las personas.


Así que no, ni por ser norteños les tiene que gustar la machaca, ni por ser chilangos tenemos que ser rateros, ni por ser yucatecos tienen que hacer rimas todo el día. Tenemos que aprender a respetar las diferencias y. en vez de acelerar conclusiones, darnos un tiempo para conocer a la persona detrás de esa apariencia.


Lo he hecho estos últimos años y me he llevado muy gratas sorpresas.

3 comentarios:

  1. E aquí el pensamiento lateral, que genera otras ideas de las personas o mas bien dicho la educación que viene de casa pues caemos en limitaciones inherentes y nos terminamos perjudicando a nosotros mismos, quiero decir, las limitaciones que tenemos en no poder ver más allá de esa persona.

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  2. Cierto, los prejuicios tan solo pueden llenarte de ideas erróneas sobre las personas que todavía no te has dado la oportunidad de conocer, es horrible. Pero, ¿qué pasa cuando aciertan? cuando te previenen...no los defiendo, pero a veces, perecería que no son tan malos, aún con ello, suelo luchar por eliminarlos, si bien, no podrían ser enteramente malos, a veces prefiero darme la oportunidad de tropezar antes que "etiquetar".

    ¡Máster!

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  3. Bueno, si resulta que tus prejuicios estaban en lo cierto, por lo menos ahora lo sabes con certeza, no hay momento más molestamente estúpido que cuando alguien te cataloga de algo que no eres.

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